Queridas tetas, vulva, vagina y útero. Qué podemos decir de nuestra andadura juntas. Cómo nos hemos construido a lo largo de nuestra existencia
Te recuerdo vulva a los 5 ó 6 años, sedosa y redonda, como un albaricoque. Recuerdo cómo te calentabas cuando me ponía objetos contra lo que hoy sé mi clítoris; mientras el resto de la casa pensaba que dormía. También jugaba a embarazadas. Me ponía un osito de peluche blanco entre las piernas y lo sujetaba otra vez con mis bragas (bragas que mi madre inconscientemente me ponía para tapar y afortunadamente yo usaba para complacerme). Me gustaba mucho andar despatarrada, cual preñada a punto de parir, en un estado placentero de gravided que no he alcanzado luego, estando embarazada.
También te recuerdo a ti, útero, a los 8 o 9 años, palpitando cuando veía las piernas y el culo de una amiga y compañera de colegio. Aunque rápidamente pude acallarte. Supongo que a costa de aumentar la lordosis.
Vosotras tetas, fuisteis un mal sueño precoz que duró un buen rato. Cuando las de mis amigas surgieron conseguí olvidaros...
Y tú vagina, extrañada y asustada, a los 11 años, al querer ponerme el primer tampón; y a los 16, cuando empezaste a conocer penes... Y durante demasiados años fuiste el lugar donde se ponían: los tampones, los espéculos e instrumental médico, algún dedo y las pollas. Vivía una vida enfocada a desarrollo profesional; con la pulsión del placer, el deseo, sublimado en el ocio y el sexo genito-coital.
Entonces me preñé. Gesté inconscientemente y parí en casa con dolor una criatura que alumbró mi sombra. Y ya no pude esconderme de mi alma, porque quedó toda iluminada. Y amamantando y retozando se despertaron otros deseos, me palpitó el cuerpo... erais vosotras: mi útero, mis tetas, mi vulva y mi vagina. Y entonces miré a las mujeres. Y encontré grandes co-madres y amigas con las que compartir, complacer y construir.
Un día tuve la oportunidad de ponerme un espéculo y verme por dentro. Y tú, útero, no me traicionaste. Me mostrarte toda irritada. Y no pude más. Tuve que apostar por mis deseos. Y ahora palpitamos; la irritación ha dejado de existir. Benditos los cuerpos, W.Reich, C.Rodrigáñez, Dra. Northrup, Kropotkin, Einstein, A. Miller, Merelo-Barberá y otrxs que nos recuerdan todo lo que no quieren que veamos, pero que nosotras sentimos. Y sentir otro mundo, y poder vivirlo.
Hoy tetas sois fuente de alimento y calor, avisadoras de la medusa interior y refugio acogedor. Tú vulva eres la frondosa y oculta entrada a la caverna-vagina; bolsillo cálido y húmedo que da paso al tesoro. El útero. Centro de reconocimiento de deseos. Fuente de placer y de riquezas. Puerta de entrada en nuestros cuerpos de la energía terrestre. Lugar de fusión del cuerpo y el alma, la Tierra y el Cielo.
Lilita
Ayyyyyyyyyy!!! chicas, que bonito todo esto que estamos difundiendo. Vivir según el deseo que gran deseo.
ResponderEliminarA ver si me dais algo de bibliografía para leer más sobre la sexualidad en la infancia, estos días hablando con amigos y amigas de por aquí me doy cuenta que tenemos mucho que hablar y destapar
Os quiero guapas!!!
moni de fresnedillas.