MUJERES, CRIATURAS, HOMBRES

Un espacio humano, sexual.
Para conocer y sentir el cuerpo, su sabiduría, la expansión del placer, los ciclos vitales y naturales, la conexión cósmica, y el poder de diosas y dioses de un universo que habita en nuestro interior.

jueves, 1 de noviembre de 2012

¿TETA POR PLACER O TETA POR LA OMS?



  

Al poner al pecho a la criatura que acababa de parir, la comadrona que me acompañó en el parto me dijo: “la lactancia es una cuestión sexual”, yo la miré sin entenderla como si me estuviera hablando en chino, pero años después, y tras haber pasado por la experiencia del amamantamiento, esa frase ha vuelto a mi cabeza, con más fuerza y todo su sentido.
Y desde que parí y me introduje en el fascinante mundo de la crianza, de la vida, no paro de encontrarme por un lado con organizaciones (OMS, Liga de la Leche, WABA), libros, publicaciones, sanitari@s, noticias que recomiendan encarecidamente el amamantamiento a demanda, desde el punto de vista alimenticio y neurológico. Por otro lado me encuentro con madres que abandonan la lactancia, que expresamos lo duro que es el amamantamiento, lo cansadas que estamos de estar siempre disponibles con esto de la teta a demanda, que se sienten culpables de no dar teta y juzgadas por las que sí lo hacen, etc.

Durante tiempo me he preguntado qué es lo que falla. Porqué a sabiendas de que la lactancia materna es la mejor alimentación para las criaturas, somos muy escasa las madres que lo hacemos y no sin grandes esfuerzos y dificultades, cuando no sacrificio, horrible palabra para expresar lo que debiera ser un acto de Amor. Porqué tenemos tantos problemas con un hecho fisiológico, que es resultado de un proceso evolutivo de millones de años? ¿De dónde salen tantas grietas en los pezones a pesar de posturas correctas, tantas ingurgitaciones a pesar de la teta a demanda, cólicos del lactante a pesar de la correcta alimentación materna, mastitis, depresiones postparto y demás síntomas patológicos? ¿Y cómo es posible que en a penas 200 años la lactancia materna no sea la forma común de alimentación de las criaturas? Hay quien habla de la incorporación de la mujer al trabajo asalariado, pero hay muchas madres que trabajan fuera de casa y amamantan y madres que trabajan en sus casas y dan el biberón y el chupete.

En mi trayectoria personal, a los dos años de vida de la criatura que amamanto, es decir hace casi tres años, tuve la oportunidad de amantar a otra criatura de una comadre con la que empecé a compartir una mañana a la semana. Una mañana que se pasaba en un minuto, una mañana que me acompañaba toda la semana, una mañana que yo anhelaba. Esto supuso una auténtica revolución en mi concepción del amamantamiento, de la crianza, de la vida. Y a raíz de aquello que sentí, de esa energía que se instauró en mi cuerpo, me puse a investigar. Y llegué hasta el tema de la sexualidad. Sexualidad femenina y sexualidad en general. Entonces tuve conocimiento teórico de otra sexualidad. Y de las diferentes formas de obtener placer sexual, corporal, que no exclusivamente a través de las relaciones genitales con hombres. Que el placer que yo sentía con mi comadre, formaba parte de una sexualidad que hasta ese momento había reprimido.

A partir de ahí, de ese conocimiento teórico y del estado de mi propia energía corporal, me puse manos a la obra. No sin grandes esfuerzos; luchas contra lo establecido, dentro y fuera de mí; mucho dolor al sentirme una ser humana castrada, con una sexualidad no vivida. Pero también mucha esperanza al ver que aún estaba a tiempo de recuperar esa sexualidad, tan diversa, a partir de la consciencia y la actividad física, corporal.

Ejercité mi útero y lo reconecté (porque en origen vienen conectadas) a mis mamas, a mis pezones. Y una noche me sorprendí a mí misma deseando, libidinalmente, que la criatura que dormía plácidamente en mi cama me mamara. Le ofrecí mi pecho estando ella dormida, y ella me correspondió. Me mamó. Y ese deseo satisfecho, ese gozo, hizo aparecer lo que nunca había sentido, lo que debía ser un amamantamiento por placer. He seguido encontrando muchos momentos de placer corporal al amamantar a las criaturas, mamando cada una a su manera. Su boca haciendo palpitar mi útero, sus manos acariciando mis pezones, mi piel y cada una mamando de una forma singular, estableciendo entre los dos cuerpos sinergias originales, auténticas y únicas, como lo son las relaciones personales. Y a raíz de todo aquello he encontrado otra sexualidad más amplia, más diversa; y he descubierto que somos capaces de sentir oleadas de placer uterino, sexual, leyendo una poesía a la orilla del mar, o recibiendo en la nuca el calor del sol.

Así a través de mis propias dificultades en el amamantamiento, del encuentro con mi propia sexualidad castrada y la de otras mujeres y criaturas, del trabajo corporal (principalmente uterino), la compañía y el sostén de un corro de mujeres y la lectura de ciert@s autor@s (que “misteriosamente” no son leídos en los círculos socio-sanitarios) he llegado a una conclusión. Cuando decidí dar el pecho lo hice porque era lo mejor para la criatura y para mí (desarrollo neurológico, recuperación uterina, depresión postparto, etc.). Es decir durante dos años he amantado porque lo recomienda la OMS (Organización Mundial de la Salud), cualquier otra entidad sanitaria o publicación científica y puede que por un resquicio de Amor materno entrañable, de las entrañas, pero no por mi puro placer corporal.

Creo que si amamantásemos por placer no dejaríamos de hacerlo nunca, ni siquiera cuando las criaturas que acompañamos ya no quisieran mamar, otra cosa de la que tengo serias dudas. Seguiríamos dando de mamar a otras criaturas, ofreciéndoles nuestra leche o simplemente nuestros pezones (que es lo que es un chupete pero de plástico y sin regazo ni energía detrás). Y creo que a las criaturas no se les olvidaría o desconocerían el placer de estar prendadas de un pecho, con el calor y la energía orgástica envolviéndoles, como lo conocemos l@s adult@s, cuando llegad@s a la pubertad comenzamos a tener relaciones sexo-genitales.

No es de extrañar que en los medios socio-sanitarios se siga hablando de lactancia, de alimentación del lactante; y no del goce de las criaturas, pequeñas y adultas. Es muy doloroso descubrirse en una sexualidad reprimida, no vivida, descubrir de dónde vienen nuestros miedos, el miedo a la carencia que lo envuelve todo. Llorar la herida y rodearla de Amor. Para poder a amar a l@s otr@s, con afecto, sin celos, envidias, posesión; porque somos seres plen@s.

Sería fantástico que en los cursos de preparación al parto se hablara de preparación a la maternidad y nos contaran la verdad, que el amamantamiento no es un acto exclusivamente alimenticio, si no un acto sexual, de placer corporal. E hiciéramos ejercicios de reconexión uterina, de desbloqueo de la energía orgástica y no sólo nos enseñaran a respirar para dilatar, bañar a la criatura o ideas sobre alimentación.. Claro que para eso creo que es necesario que las mujeres sanitarias, para empezar y el resto del personal sanitario masculino, hagan su propio camino personal de revitalización sexual.

Hagamos cambios en nuestras vidas. Cambios concretos, hechos reales, palpables que cambien la fisionomía social. Estamos tan sol@s, tan abandonad@s. Tenemos tanta necesidad de Amor, tanta carencia que luchamos a capa y espada por él, y somos capaces de destetar a una criatura porque la pareja no lo aguanta más, o porque no nos permitimos abandonarnos al goce, o por pura repulsión hacia nuestros cuerpos no-vividos, no-sentidos. 

Permitamos a las comadres entrar en nuestras vidas, démolas un lugar, una tarea, un amor, una energía. Compartamos y no compartimentemos. Dejemos que más de una persona nos sostenga, nos apoye y apoyemos y sostengamos no sólo a nuestra pareja.
Quizás podríamos hablar menos de lactancia y hablar de mamar. Referirnos así a un acto corporal y no artificial; se habla de la lactancia artificial pero nunca he oído hablar del amamantamiento artificial. Formar corros de mujeres, de comadres que amamantan y amamantar a otras criaturas que no sean las paridas, para que la tarea del amamantamiento de la criatura no recaiga sobre un sóla madre. Y así podamos trabajar fuera de casa, ir a exposiciones o disfrutar en soledad de compañía adulta, sin que esto perjudique a la criatura. Y establecer relaciones personales con esas criaturas, sin importar el libro de familia, documento patriarcal, en el que está inscrito; pues la energía si se estanca, produce patologías. Y desde luego ir mucho al gimnasio; trabajar por la reconexión uterina con nuestras mamas, con nuestra piel. Trabajar por la desconexión neocortical al dar de mamar, al vivir. En definitiva: abandonarse al placer, dejarse fluir.

Permitir que los hombres mamen. De muchas tetas, de todas las tetas que puedan y quieran ser mamadas. Los que nacen y los que nacieron, y que permitan mamar, a demanda y de muchas tetas, sin límite de tiempo. Y que den de mamar, pues digo yo que para algo tienen esos pezones: para dar y recibir placer. Para desconectarse, de otra manera no falocéntrica, de la racionalidad.
Pues hombres también son víctimas de la civilización patriarcal. Tampoco gozan del camino, siempre en busca de la erección y la eyaculación. Y sufren una sexualidad falocéntrica que no les deja gozar de otras formas de sexualidad que no tengan como objetivo la penetración.
Han sido educados en la represión del erotismo más amplio, no fálico, y en su rol patriarcal, como las mujeres. Pero si somos conscientes de ello y confiamos en el Amor, y nos abandonamos a él, podemos vivir la vida, y saltarnos la ley patriarcal. Riéndonos del complejo de Edipo, viviendo en clanes, y no en parejas monógamas heterosexuales cerradas, amando y protegiendo a las criaturas y respetando sus deseos. La genuina fraternidad entre los sexos vivida desde la infancia a través de la sexualidad común a los hombres y mujeres: el amamantamiento.
Y al igual que l@s herman@s podemos compartir el útero y los pechos maternos, produciendo entre nosotr@s un amor y una complicidad fraternal, también el falo y el cuerpo de los hombres compartido puede ser fuente de fraternidad; y para eso las mujeres también tenemos que dejar atrás nuestros miedos y posesiones sobre el varón, sobre el príncipe azul que nos tiene encerradas en una torre aunque no nos demos cuenta y a ellos vagando en busca de una bella dama que les cure su herida, su falta básica de madre entrañable.
No perdamos de vista que lo que nos jugamos en todo esto es la felicidad, la salud, la armonía en la vida de la especie humana. Que la forma de crianza, de vivir la sexualidad conllevan una forma de vida basada en la aceptación del sufrimiento o basada en el placer y el complacer. Porque en esto no nos va sólo la alimentación de las criaturas, si no la conformación de un mundo fraternal, an-árquico: del goce. O uno competitivo y jer-árquico, de la imposición, de la enfermedad, del sacrificio. En el que vivimos en la actualidad.

Lilita


BIBLIOGRAFÍA:
W. REICH “La función del orgasmo” Ed. Paidós, 2010
M. ODENT “El bebé es un mamífero” MAndala Ed. 1990
C. RODRIGÁÑEZ BUSTOS “La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión incosnciente” Ed. Crimentales ????
J. LIEDLOFF “ El concepto del continuum. En busca del bienestar perdido” Ed. Obstare, 2009
G. DELEUZE y F.GUATTARI “El anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia”
MERELO-BARBERÁ “Parirás con placer” Ed. Kairós, 1980
J. M. BERMÚDEZ DE CASTRO “La evolución del talento”, ED. Debate, 2009

1 comentario:

  1. Me encantó tu charla en Biocultura.
    Nos vemos el martes 20.
    Un beso, Raquel.
    http://avisspa.wordpress.com/

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