Reflexiones sobre lactancia y sexualidad

Cuando amamantamos, hay una conexión directa entre nuestros pechos y nuestro útero. Recordar que la succión del bebe tras el parto libera una hormona que provoca contracciones uterinas que ayudan a que el útero recupere su tamaño habitual. Esta conexión entre la teta y el útero se produce a través del cerebro límbico, sin pasar por el neocortex. Damos de mamar, y nuestro útero palpita. Sin embargo, debido a siglos de subordinación femenina y eliminación de nuestra sexualidad, nuestros úteros espásticos apenas conectan con el proceso de amamantamiento. De hecho, si amamantáramos por placer, no dejaríamos de hacerlo, no privaríamos a nuestras/os bebes de mamar al llegar a los 3, 4, 5 años? Es más, cuantas veces nuestras crías han mamado durante largo tiempo y hemos empezado a sentirnos incomodas, dolorosas, hartas. Para sentir nuestro útero palpitar, sólo hay que relajarnos, centrar nuestra energía en dicha conexión y abandonar viejos y erróneos tabúes sobre sexualidad femenina.

¿Y que ocurre con nuestras crías?

Al llegar al año (21 meses de desarrollo contando con el embarazo), las mamás (y papás) más atentas perciben un despertar sexual en sus bebes pues se tocan sus genitales y buscan el rozamiento, incluso podemos detectar ese despertar en otras manifestaciones. Nos gustaría destacar la lactancia. ¿No habéis observado como nuestras crías a partir de dicha edad, al mamar de un pecho nos estimulan el pezón del otro pecho? Este acto es común para estas/os bebes con lactancia respetada y prolongada. ¿Y por qué lo hacen? Ellas y ellos sienten placer al mamar.

Curiosamente, destacadas/os fisiólogas/os y neurobiólogas/os han encontrado que a partir de los 21 meses de edad, las hormonas sexuales de las/los bebes caen, entrando en un letargo hormonal, hasta la pubertad. Sin embargo, estos estudios se basan en niñas/os que han lactado pocos meses o nada. ¿Qué ocurre con los bebes que tienen una lactancia respetada? ¿Ese letargo hormonal se retrasa?¿Se acorta? Los estrógenos, progesterona y testosterona, hormonas sexuales, desempeñan otros papeles en el desarrollo de la inteligencia (emocional e intelectual) y en el metabolismo del azúcar. Pues he aquí la respuesta, la maduración de sus órganos sexuales no sé ve modificada, pero si que se ha percibido una mejora en el metabolismo del azúcar y el buen funcionamiento de la insulina, así como una mayor inteligencia estereo-hemisférica (de ambos hemisferios, derecho e izquierdo), es decir, mayor inteligencia emocional e intelectual.

La conclusión no es “si das de mamar, lxs niñxs son menos obesxs y más listxs” sino:

“Una Sexualidad Sana, Respetada y Activa influye positivamente en nuestro Cuerpo, Psique y Alma durante Toda Nuestra Vida”

Viruta